jueves, 22 de diciembre de 2011

El cuerpo tiene sus razones

¡¡¡Buenos días!!!

El título de la entrada es el de uno de los mejores libros que he leído este año, escrito por Thérèse Bertherat y Carol Bernstein hace más de treinta años. Si quieres hacerte más consciente de tu cuerpo, si te dedicas a ayudar a otros a que sientan el suyo, si haces deporte porque te han dicho que es "bueno" pero no lo disfrutas, si te apetece cuestionarte muchas creencias sobre actividades como la natación, el ciclismo o correr, tal vez te interese leerlo.

Te dejo unos fragmentos para que decidas si te llama o no, guíate por tu intuición:

""Sin siquiera darse cuenta, desde sus primeros meses de vida usted reaccionó a las presiones familiares, sociales, morales. "Ponte así, o asá. No toques eso. Pórtate bien. ¡Pero, vamos, muévete! Date prisa. ¿Adónde vas tan deprisa...?" Confundido, se plegaba a todo como podía. Para conformar, tuvo que deformarse. Su verdadero cuerpo, naturalmente armonioso, dinámico, alegre, fue sustituído por un cuerpo extraño al que acepta mal, que en el fondo de sí mismo rechaza. "Es la vida -dice-¡Qué le vamos a hacer!" pues yo le digo que sí, que se puede hacer algo y que sólo usted puede hacerlo. Nunca es demasiado tarde para liberarse de la programación del pasado, para hacerse cargo del propio cuerpo, para descubrir posibilidades todavía insospechadas.""

""Existir significa nacer continuamente.""

""Nuestro cuerpo es nosotros mismos. Él es nuestra única realidad aprehensible. No se opone a la inteligencia, a los sentimientos, al alma. Los incluye y los alberga. Por ello, tomar conciencia del propio cuerpo significa abrirse el acceso a la totalidad del propio ser... porque el cuerpo y el espíritu, lo psíquico y lo físico, incluso la fuerza y la debilidad, representan, no la dualidad del ser, sino su unidad.""

""También a nuestros hijos les imponemos el disfraz, la imitación. A menudo, con el afán de favorecerlos, los perjudicamos, porque no percibimos mejor su cuerpo que el nuestro. Reconocemos mal el auténtico lenguaje corporal del niño -y sobre todo, el de nuestros hijos- porque desciframos mal los mensajes de nuestro cuerpo. Censuramos nuestros gestos y actitudes y nos negamos a verlos en los demás, particularmente en nuestros "dobles".

No exigimos que nuestros hijos sean fieles a sí mismos, sino a una imagen que elegimos para ellos y que les imponemos. Nos vendría muy bien que esa imagen fuese fija, por eso decimos sin cesar al niño: "Estate quieto".

Pero para el niño, moverse supone una necesidad tan fundamental como el comer o el dormir. Su desarrollo físico, y también el intelectual, depende de ello. Porque el movimiento, antes de que se convierta en automático, exige coordinaciones neuromusculares y actividad cerebral intensa. Por eso, "la agitación" de los niños es una indagación, no sólo del mundo exterior, sino de sus propias posibilidades.

Cuando castigamos la actividad física de un niño, reducimos su campo de experiencia, ponemos trabas al desarrollo de su inteligencia y le animamos a reprimir la expresión natural de sus emociones.

Al dar a ese imitador genial que es el niño el ejemplo de movimientos restringidos o rígidos, le enseñamos a adormecer sus sensaciones y le tendemos la trampa de la torpeza y la falta de confianza, de la cual le costará mucho tiempo librarse una vez adulto.""

Te dejo con uno de mis vídeos favoritos, los niños son nuestros maestros y la Naturaleza es sabia:



"Yo os aseguro: si no os hacéis como niños de nuevo,
no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 18, 2-4)

Un abrazo gordo,
Silvia

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